lunes, 14 de mayo de 2012

Ya no vale pedir perdón

Hoy no voy a contar nada relacionado con la gasolinera. Mis desesperiencias van más allá de mi vida profesional y hoy le toca el turno a la vida en general. Adelanto que estoy un poco rayada y me apetecía contar esto porque es algo que suele pasar con cierta frecuencia. No sólo a mí, sino a mucha gente. No sé si estaréis de acuerdo conmigo.

Las personas son como pequeñas joyas; cuando las acaricias, las pules y las cuidas, brillan. Sin embargo, cuando las rallas, las "ninguneas" o las arrinconas, se vuelven opacas y no vuelven a recuperar el brillo de la primera vez.

Hay personas que piensan que con pedir perdón, un "estaba cansado/a" o un "ya sabes: yo soy así", está todo arreglado. Y eso, una vez y otra.  Pues no, por lo menos a mí ya no me vale todo eso aunque digan que el pedir perdón es un gesto que ennoblece a las personas.

Es muy fácil hacer o decir lo primero que te pasa por la cabeza o simplemente, no hacer nada, y después de que el daño está hecho, pedir disculpas. No, no y no ¿O acaso alguien es capaz de andar con normalidad después de haber recibido una coz? O después de arrugar un papel, ¿puedes volver a ponerlo tan liso como al principio?.

Pues eso, piensa antes de actuar, my friend, que las oportunidades se pueden acabar.

sábado, 12 de mayo de 2012

El cono de la 2

Aunque el título es diferente, éste bien podía ser una 3ª parte de "La M con la A, ma", porque da para mucho.

Un cono colocado junto  a los boquereles de un surtidor porque había un fallo eléctrico y no funcionaba bien. (Yo siempre he entendido que cuando hay un cono puesto en alguna parte es que indica que no se puede acceder a ese espacio, y que eso es así aquí y en el resto del mundo. Pues no debe de serlo porque hay gente que creo que piensa que es para decorar los surtidores o algo similar). Un coche llega. Se coloca junto al cono e intenta servirse. Tu te mosqueas sales y le comentas que está fuera de servicio, por eso lo del cono, etc, etc. Vaaaale.

Otro coche, entra en la gasolinera en sentido contrario y hace la misma operación. Te armas de paciencia, se lo explicas y le preguntas que si lo de las señales no van con él: las de prohibición de entrar en la gasolinera por donde lo ha hecho y la de ignorar el cono. Te sonrien, te dan una explicación tonta y vaaaaaaale también.

Pero ya, cuando llega otro coche, se coloca junto al cono y lo traspasa. Hace maniobra para no tocarlo. Da marcha atrás como quien está aparcando el vehículo entre dos coches. El conductor sale de su automovil. Mira el cono y la distancia de éste a su coche (mínima, por cierto) pensando ¡lo has "clavao", chaval! y coje la manguera para servirse. Ahí salgo yo como un Miura diciéndome: ¡en el consurso de tontos a ti te dieron la copa de oro!. Le explicas lo que hay con la educación que aún te permite tu mala leche. No dice nada, pero te mira con cara de mosqueo como diciendo, "con lo que me ha costado podías haberlo dicho antes". Sí, claro, guapo y si te parece ponemos unas flores en el agujero del cono para que "el florero" aún esté más mono..."

jueves, 3 de mayo de 2012

La M con la A, ma 2.0

Esta entrada 2.0 es otra versión de cómo no hacemos caso de las "señales" que se nos ponen para advertirnos de algo.

Manguera de gasolina estropeada (imaginemos que es la diesel del nº 7) y una funda en la pistola que pone "Fuera de servicio. Disculpe por las molestias". Descuelgan. No se pueden servir. Lo vuelven a colgar y lo intentan nuevamente. Desisten y vienen a caja, un tanto enfadados porque no se pueden echar combustible:
  • El cliente: - ¿Hay que pagar antes? 
  • Yo: - No
  • El: Es que no me sale nada en la 7
  • Yo: - Ya, es que está fuera de servicio. ¿No ha visto la funda en la que lo pone?
  • El: - Ahhhh!! ¿Eso? Yo creia que era para no mancharnos las manos.
No, hijo, no, para eso están los guantes...

 Una situación igual se da cuando no tenemos esas fundas  y atamos una bolsa blanca cubriendo la manguera (se mete el boquerel dentro de la bolsa) para que vean que no pueden servirse.  Hasta aquí la teoría. Pero en la práctica, descuelgan, e incluso llegan a hecer un agujero a la bolsa e intentan echarse. Cuando les reprendes, te dicen: "No sé, como no pone nada...".

Te vas poniendo roja, aprietas los dientes y murmuras: "Pero a tí no te ha dado por pensar que las cosas están por algo". Ayyyyyyy, Señor, Señor.