domingo, 26 de agosto de 2012

La voz de Dios

No es que mi voz sea bonita, ni que cuando hable suene a campanas celestiales, pero hay veces que parece que, cuando hablo por el micrófono del trabajo, mi voz sea como la de Dios (con todos mis respetos).


Estos días me toca trabajar en turno de noche y, cuando estoy sola, lo hacemos a puerta cerrada y con prepago.

 Muchos de los clientes, pese a ver la puerta cerrada intentan servirse combustible. Yo, micrófono en mano: "Caballero... (silencio), caballero...(silencio). El de la 6... el número 6... la six... eooooo". 

Ellos empiezan a mirar hacia arriba, hacia un lado, hacia otro, y parece que piensan: "¿Es a mi? ¿Quién me habla? ¿El Señor se está poniendo en contacto conmigo?".  
Nooo, soy yo. Le haces un gesto con la mano para que se acerquen a la ventanilla a pagar y vienen como diciendo: "y tu qué quieres ahora".
- Es prepago. Hay que pagar antes.
- Ahhhhh

Pues qué te imaginabas. A estas horas no estoy aquí para ligar con nadie, bonito.

4 comentarios:

  1. al igual que con el "perdone, no se puede fumar" jajajaja qué bien te entiendo...

    ResponderEliminar
  2. Si, alguno te pregunta ¿por qué?...
    ¿Porque estamos en una gasolinera? por ejemplo. Ufff, qué pereza. Jajajaja

    ResponderEliminar
  3. Me he reido mucho con tu blog, gracias por este buen rato

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias María por seguirme. Espero que sigas disfrutando de mis "desesperiencias". Unas son mejores que otras, pero te aseguro que todas ellas son ciertas.

      Eliminar