Hoy os voy a contar una historia que le pasó a un compañero mío a la hora de cobrar a un cliente que iba a pagar con tarjeta. Introduce la tarjeta y cuando pide el código PIN, mi compañero le dice:
+ Número y ok
- (...espera...)
+ Marque el número y luego ok
- (...espera...)
+ Caballero, tiene que marcar el número
- Sí, pero no veo la tecla Y

- ¡Ahhh!
Pero como se puede ser tan... Sin comentarios.
Ya que voy embalada, os cuento otra historia algo similar, cuando una clienta fue a pagar con tarjeta.
+ Teclee el número secreto y pulse ok (tal y como indica la pantalla del datáfono).
Me mira con cara de "chica tu no te enteras de nada" y me dice:
- No primero hay que darle al ok.
+ No señora, primero el número y después el ok
- Pues aquí (en la pantalla) pone al revés.
Tu sujetando la boca y las manos y armándote de paciencia.
+ Lealo bien. Es como yo le digo.
- ¡Ah! Es verdad...
Es para soltarle una colleja a ver si así espabila. Me vas a decir a mi lo que pone en el datáfono que llevo miles de cobros iguales. Arrrrrgggg.
¡El mundo de las tarjetas! ¿Y nadie te ha ido con tarjetas que no funcionan y no tienen pasta para pagar? o, mejor aún, ¿nadie te ha ido sin tarjeta y sin dinero y te ha dicho: dónde lavo los platos? jejejeje
ResponderEliminarY bienvenida. ¡Vaya vacaciones! ¿O son vagaciones?
Ya te digo Julio, vagaciones en mayúsculas y subrayado.
EliminarEn cuanto a las tarjetas, hay anécdotas para escribir un libro. De hecho hice un post el año pasado (creo que fue en octubre) sobre ello... **Uyyy, pues no sé por qué la deniegan (y frotan la banda magnetica en la manga como si el genio de la lámpara fuese a cargar pasta en su cuenta). Horreur!!!
Gracias por tus comentarios. Me encanta leerlos y saber que estás ahí.